domingo, 23 de marzo de 2008

“Hay que terminar con el elitismo” (Página 12, 23 de marzo de 2008)

EL COLEGIO NACIONAL DE LA PLATA ESTA EN PLENO CAMBIO DE PLANES Y RECICLADO EDILICIO

“Hay que terminar con el elitismo”

El rector del colegio dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, Gustavo Oliva, reivindica la necesidad de formar a los mejores alumnos sin apelar a un ingreso restrictivo y defiende la elección democrática de las autoridades.

El rector Gustavo Oliva frente a la escuela centenaria. La presidenta CFK inaugurará las nuevas obras.

Por Julián Bruschtein

El Colegio Nacional de La Plata está en el cambio. Desde el edificio hasta el plan de estudios se están remozando. En esta entrevista el rector del secundario preuniversitario, Gustavo Oliva, destaca su perfil “no elitista”, ya que no requiere un examen de ingreso, y hace un análisis de la situación por la que atraviesa la educación media. Mientras terminan las obras de reciclado del edificio, que inaugurará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la etapa por la que está pasando el colegio se caracteriza por la modernización de algunos aspectos organizativos, como que el edificio está cruzado por corredores temáticos (Ciencias Exactas, Educación Física, entre otros), a los que los alumnos tienen que acudir en el horario que les corresponda, para que “se vayan haciendo a la idea de lo que es la universidad”.

–Usted plantea una modernización del sistema educativo. ¿Dónde están los mayores problemas?

–En Argentina es hora de producir cambios en las escuelas porque estamos viviendo un tiempo que nos lo exige. A mí me tocó ser funcionario de la provincia de Buenos Aires entre el ’88 y el ’91, y había una situación de crisis total: pagábamos desdoblado, después tuvimos 45 monedas diferentes en el país, fue un proceso de ruptura que la escuela en general lo vivió, porque la crisis no se queda afuera, el padre sin laburo también entra a la escuela a través de sus hijos. Lo que sucede es que es injustificable que después de casi 27 años de democracia todavía tuviéramos el plan de estudios de 1977 en el Colegio Nacional. Esto tiene que ver con una cultura docente que también existe, que subyace, que le tiene temor a sumarse a lo nuevo.

–¿A qué se refiere con “lo nuevo”?

–Cuando nosotros decimos que podemos llegar a la telefonía celular desde la matemática trigonométrica estamos abordando desde otro lugar la materia, que la hace más interesante para los chicos. Esto lleva aparejada la idea de innovación, en la que se tiene que observar qué es lo que sucede cuando se le ofrece al estudiante este tipo de propuestas. Por ejemplo, cuando llega a quinto y sexto año y se le presentan otras proposiciones, como elegir sus materias con un sistema de créditos. A esto hay que acompañarlo con una cuestión curricular que tiene que compensar las nuevas necesidades, porque no puede ser que un joven conozca solamente seis o siete carreras universitarias, cuando por ejemplo la Universidad de La Plata tiene 243 títulos de grado.

–¿De qué forma se estimula la orientación hacia esas otras disciplinas?

–Hace falta empezar a mirar cuestiones más concretas, como por ejemplo el Astillero Río Santiago, para que los chicos vean cómo se hace un barco, o en YPF ir a ver una destilería petroquímica. Incluso tenemos una Facultad de Ingeniería Aeronáutica que está funcionando a metros del colegio y los chicos por ahí ni la conocen, culpa de la desvinculación dentro del propio campus universitario. También tenemos un sistema de pasantías preuniversitarias en el que los alumnos van a las universidades, ingresan a algunas cátedras, miran, revisan, investigan, analizan, producen. La idea es vincular estrechamente al colegio con el grado superior, aunque debo reconocer que no es fácil.

–Usted comentaba que el programa vigente era el de 1977. ¿Qué ejes trabajan hoy en día?

–El tema de la memoria es muy importante. A lo largo de estos años se fue poniendo a las aulas los nombres de los alumnos y docentes de-saparecidos durante la dictadura militar, que de este colegio fueron 96. También se está terminando el Paseo de la Memoria, al frente de la entrada, y tenemos el edificio Combatientes de Malvinas. Se trabaja hoy con la idea de que los chicos tienen una externalidad permanente, entonces a veces cuando algunos profesores dicen que no prestan atención, lo que proponemos es trabajar mucho sobre las cosas a las que los chicos sí les prestan atención si queremos una escuela inclusiva y de calidad. Tratamos de no desbalancear las distintas temáticas.

–Hay quienes indican que la nueva ley de Educación Superior debería contener a los colegios preuniversitarios ¿Cuál es su posición?

–Los colegios universitarios tienen razón de ser en tanto y en cuanto tengan una impronta de investigación y de transferencia. Si esto va a ocurrir, me parece fantástico que a los colegios nos incluyan en la futura ley. Hay que atender que la génesis de estos colegios es la transferencia, así por supuesto que tienen que estar contemplados en la LES. Pero si van a ser colegios de elite, no nos interesa ni estar en el estatuto, porque para colegios de elite tenemos muchos y privados. Pero los colegios preuniversitarios deben tener una impronta pública, para todo el público, porque si no se reproduce un sistema de inequidad. Es decir que nosotros tenemos que formar los mejores alumnos, pero antes tenemos que permitir que ingresen. Hay que terminar con el elitismo en la escuela pública.

–Los alumnos del Pellegrini reclaman democratizar los espacios de decisión. ¿Usted está de acuerdo?

–Nosotros vamos hacia la creación del Consejo de Escuela, cada uno puede protagonizar desde el rol que tiene. Lo que no puede ser es que a los colegios de Capital les sigan poniendo los rectores por la ventana. Porque sabemos también que hay una cantidad de acuerdos políticos con grandes operaciones políticas detrás para designar autoridades. Acá se hace a través de la presentación de proyectos, por concurso de oposición y antecedentes y por la votación de los docentes. La participación de los chicos en el Consejo es importante, porque hay que prepararlos para la vida democrática. El problema es cuando se mezclan las cuestiones ideológicas con las partidarias, porque lo importante es no partidizar ni por izquierda ni por derecha. Si los chicos a los 18 años eligen presidente y representantes, por qué no van a opinar sobre un plan de estudio.

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