En esta tarde tan especial, aquí en San Martín, en esta tarde tan especial con muchos símbolos. Yo creo mucho en los símbolos y en las señales y no puedo dejar de interpretar que hoy aquí, en lo que fue un viejo taller ferroviario, nuestros ferrocarriles que fueron orgullo de los argentinos, aquí, hoy se abre un nuevo campus universitario. Ha sido el rol del Estado, ese Estado que algunos creyeron que estaba de más porque era el mercado el que seguramente iba a solucionar los problemas de todos los argentinos y que luego de experiencias trágicas en lo social, en lo económico, en lo político, en los institucional hemos vuelto a recuperar a ese Estado como un instrumento que interviene en la vida de todos nosotros para calificar, para dar más calidad de vida a todos nosotros.
Y aquí, hoy, en este viejo taller ferroviario, inauguramos una universidad. Recién recorría el Instituto de Bioseguridad, me impresionó esas características y pregunté qué era exactamente Bioseguridad. Es un edificio, que es inteligente, al mismo tiempo, es un laboratorio que permite manipular elementos, sustancias, bacterias que de no tener determinados márgenes de seguridad podría ser peligroso. Pero que en definitiva está poniendo en la ciencia, en la investigación, en la tecnología la clave para agregar competitividad.
Y yo creo que lo que es importante es también que analicemos el rol de la universidad en este proceso de transformación económica, social, institucional y política que también tenemos en nuestro país desde el 25 de mayo del año 2003.
La universidad -ustedes saben soy hija, como muchos de ustedes, de la universidad pública y gratuita- y hoy cuando la recorría, cuando recorría esta universidad pública impecable, con sus alumnos cuidando sus instalaciones, con la gente orgullosa de investigar, de producir conocimiento, de producir educación, me acordé de aquella otra universidad pública en la que también estudié. Si tuviera que elegir un modelo de la universidad que quiero para los argentinos esta de hoy, "San Martín", sería, sin duda, sería un ejemplo.
¿Y por qué lo digo? Una universidad donde el 60 por ciento de sus carreras está orientada a la ciencia y la tecnología. Es la clave, argentinos y argentinas, créanme es la clave: agregar conocimientos, investigación a nuestro proceso económico productivo, sin dejar de lado la investigación y el conocimiento abstracto de las artes, que también las hacen aquí, de las ciencias sociales. Pero créanme en esta investigación, en esta tecnología está la clave donde podemos agregarle mayor competitividad a un proceso económico, que hoy cuando venía aquí leí nuevas cifras. Este último mes de noviembre, que acaba de terminar-argentinos y argentinas- la desocupación ha descendido, nuevamente, al 7,1.
Miren, quiero contarles, en septiembre estábamos en el 7,7; en octubre estábamos en el 7,4 y ahora en noviembre hemos llegado al 7,1. Son argentinos y argentinas que vuelven a recuperar el trabajo, el gran elemento articulador y dignificador en la vida de una sociedad.
Pero no está terminado allí, también estaba leyendo las cifras del superávit comercial, que es lo que los argentinos hemos exportado, la diferencia entre lo que exportamos y lo que importamos. Y este mes de octubre, 1.089 millones de dólares, 25 por ciento más alto que el mismo mes del año pasado.
La actividad industrial -Intendente aquí, usted de San Martín, este pujante San Martín industrial- creciendo el 9,9 respecto del mismo mes, del año anterior; la actividad económica al 9,4; el acumulado en lo que va del año en el 8,5. Esto que pueden parecer cifras duras, frías, lejanas de lo cotidiano son, sin embargo, las mejoras en el consumo, en el trabajo, en la vida de todos los argentinos.
Y cómo hacer para que esto deba profundizarse porque siempre necesitamos más y seguir creciendo. Esta es la clave de la universidad en los tiempos que vienen: articular entre la universidad y este proceso económico y productivo para entonces agregar más valor y más calidad de vida a los argentinos.
Y miren, esto significa, además, el compromiso que la universidad debe tener para con el pueblo. El compromiso de la universidad con el pueblo no es de largos discursos planfletarios a ver quién es más revolucionario, el compromiso de la universidad con el pueblo, sobre todo de la universidad pública, sostenida con el esfuerzo y el trabajo, tal vez, de los que nunca podrán acceder a ellas, nuestra obligación -como universitarios- es devolverle al pueblo lo que éste nos ha dado y se lo tenemos que devolver en conocimiento y educación para que puedan vivir mejor, con más trabajo, con más salud.
Yo recién hablaba con jóvenes investigadores, formados en nuestras universidades públicas, que luego fueron a estudiar al exterior y ahora han vuelto a investigar aquí. Y hablaban de cómo están investigando en el tema de brucelosis, de vacunas, de agregar a nuestra industria, a nuestro campo mejores oportunidades. Esto es compromiso con el pueblo, compromiso material.
A mí me gustaba hablar, en algún tiempo, de la deuda moral que teníamos los universitarios, pero la moral es algo vago a la hora de definiciones porque, tal vez, lo que es moral para unos, no sea moral para los otros. Hay otro compromiso, que es material; hemos podido estudiar en la universidad, podemos estar estudiando porque hay gente que pone esfuerzo. Y a ellos le debemos esa gratitud y esa obligación material e intelectual de devolver a ese pueblo lo que ese pueblo nos ha dado.
Ustedes me decían, hoy, acá el rector, van a inaugurar un Instituto de Estudios Ferroviarios "Raúl Scalabrini Ortiz". Un nombre, el de Raúl Scalabrini Ortiz, tal vez desconocido para muchos argentinos. Siempre el stablishment intelectual de la Argentina ha ocultado a los nombres de los argentinos que comprometidos con el pueblo y con la nación, que son lo mismo. No hay pueblo sin nación, y no hay nación sin pueblo; han ocultado muchas veces el nombre de esos ilustres argentinos, como Raúl Scalabrini Ortiz, como Arturo Jaureche, hombres de forja, hombres que se incorporaron al movimiento nacional desde el movimiento nacional y que expresan el compromiso de los intelectuales con el pueblo, de los verdaderos intelectuales. Siempre digo, hay que hacer una diferencia entre ser intelectual y tener instrucción, se puede tener una gran instrucción, se puede tener una gran versación en distintas materias, pero intelectual es aquel que es capaz de generar pensamientos propios, ideas propias, conocimiento propio a partir de los instrumentos que le da la educación y el poder observar el mundo y las transformaciones de ese mundo. Interpretar, decodificar la realidad que nos circunda, sin prejuicios, sin tabúes, eso es, en definitiva, generar el rol de los intelectuales en la República Argentina, algo que muchas veces se confunde.
Yo creo que la universidad, precisamente, como la gran generadora de pensamiento crítico, en todas las áreas, las sociales, las culturales, las de tecnología, las de la ciencia, tiene esta gran misión, que muchas veces es deformada, que muchas veces es estereotipada, pero que en definitiva, en síntesis, es esto, un profundo compromiso con el pueblo y con los intereses del país.
Los necesitamos, hoy más que nunca, a todos los estudiantes, a todos los hombres y mujeres que en las universidades públicas o en las privadas desarrollan sus carreras. Los necesitamos comprometidos con el país, los necesitamos comprometidos con la Nación, los necesitamos comprometidos con el pueblo. Porque creemos que entonces, del mismo modo que pasa en los grandes centros mundiales, si logramos articular el conocimiento de sus un universidades, de sus intelectuales, con la fuerza del pueblo, yo les puedo asegurar, argentinos, que vamos a construir un país diferente para todos, mucho mejor.
Estoy muy contenta en esta tarde, señor Rector, Daniel, querido Intendente, amigos y amigas, porque creo que este es el camino, no hay atajos. El camino es este, el esfuerzo, el trabajo, el compromiso del Estado y el compromiso de la sociedad. Con el Estado solo haciendo cosas no alcanza, es necesario además el compromiso de toda la sociedad en mejorar nuestra vida cotidiana, nuestra vida de todos los días.
Yo tengo mucha fe, tengo muchas esperanzas y muchas ilusiones, al igual que millones de argentinos y de argentinas. Estoy segura que juntos vamos a poder. Porque otros que no tenían todos estos elementos, que no tenían esta base, pudieron construir un país que en algún momento fue un país que ocupó el octavo, el séptimo lugar en el mundo. Lo vamos a volver a hacer, pero a diferencia de aquel lugar, octavo o séptimo en el mundo, en el que tal vez pocos aprovechaban los beneficios de un país con riqueza, la diferencia tal vez, en este Bicentenario, sea que esa riqueza no solamente sea para unos pocos sino que sea para todos los argentinos. De esto se tratan las trasformaciones y de esto se trata este nuevo país que todos queremos.
Muchas gracias y muchas felicitaciones San Martín, muchas felicitaciones por la universidad, y muchas gracias por todo.
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