Comienzo diciendo algo ya sabido: Juan Domingo Perón lideró una etapa de integración social y de distribución de poder político, material y cultural para las grandes mayorías, inédita en la Argentina. Y en ese sentido, la huella del peronismo también se imprimió en el incremento de la matrícula universitaria y en la eliminación del sistema de restricciones vigente hasta entonces.
Pero, además le planteó a la universidad la segunda apelación más importante del siglo pasado (la primera, claro, fue la Reforma de 1918): la integración con el interés nacional y popular.
Es imposible desconocer que en la educación superior se desarrolló duarente la primera presidencia de Perón un consenso contrario al que imperaba en el país y que generó no pocas fricciones. Sin embrago, 15 años después (a comienzos de los años70), diferentes factores confluyen en un enorme movimiento de masas que se definió por el polo que lideraba Perón.
En este contexto, se genera una nueva expresión del peronismo universitario que alcanza, por primera vez, legitimidad universitaria a través de las elecciones que se fueron ganando sucesivamente. De hecho, yo mismo lideré la FULNBA en esos años.
Y es importante decir que -una vez retornado del exilio- Perón fue cuidadoso de la situación de la educación superior. De hecho, aún en el conflicto que mantenía con la izquierda de su movimiento, conservó en la universidad un espacio de negociación abierto. Sus hombres para la educación y la universidad fueron: Rodolfo Puiggrós, Vicente Solano Lima, Luis Agoglia, Jorge Taiana, entre otros. Todas estas, condiciones que se modificaron con su muerte, hoy hace 30 años.
Pero, además le planteó a la universidad la segunda apelación más importante del siglo pasado (la primera, claro, fue la Reforma de 1918): la integración con el interés nacional y popular.
Es imposible desconocer que en la educación superior se desarrolló duarente la primera presidencia de Perón un consenso contrario al que imperaba en el país y que generó no pocas fricciones. Sin embrago, 15 años después (a comienzos de los años70), diferentes factores confluyen en un enorme movimiento de masas que se definió por el polo que lideraba Perón.
En este contexto, se genera una nueva expresión del peronismo universitario que alcanza, por primera vez, legitimidad universitaria a través de las elecciones que se fueron ganando sucesivamente. De hecho, yo mismo lideré la FULNBA en esos años.
Y es importante decir que -una vez retornado del exilio- Perón fue cuidadoso de la situación de la educación superior. De hecho, aún en el conflicto que mantenía con la izquierda de su movimiento, conservó en la universidad un espacio de negociación abierto. Sus hombres para la educación y la universidad fueron: Rodolfo Puiggrós, Vicente Solano Lima, Luis Agoglia, Jorge Taiana, entre otros. Todas estas, condiciones que se modificaron con su muerte, hoy hace 30 años.
(*) en Diario La U, jueves 1 de julio de 2004
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