La pertinencia como concepto rector
Un concepto que nos resulta particularmente relevante a la hora de rediseñar el modelo universitario es el de pertinencia, que tiene que ver con la valoración de la intervención activa de la universidad en el proceso de reconstrucción de la sociedad en sus distintas dimensiones: económica, social, cultural y política. Se relaciona también con “… un estrecho acercamiento entre los que producen conocimiento y los que se apropian de él, es decir, la comunidad de pertenencia de la universidad.” (1)
La pertinencia no debe entenderse como la subordinación a los requerimientos de coyuntura que derivan de las demandas del “mercado”; por el contrario, debe comportar un componente de visión y de orientaciones de largo plazo en objetivos y necesidades societales.
Comprender que la educación superior debe legitimar su razón de ser y sus actividades en función de las necesidades, demandas y aspiraciones de las sociedades de las que forman parte, implica desarrollar una cultura en la cual se reconozca que es la sociedad la que determina las prioridades y necesidades, y no la academia de manera unilateral. (2)
En este sentido, entendemos que los objetivos del sistema universitario deben articularse con los grandes lineamientos nacionales, los cuales podemos resumir, en una primera aproximación, de la siguiente manera:
• El desarrollo socioeconómico sustentable del país.
• La expansión de un sector productivo competitivo internacionalmente.
• El mejoramiento de la calidad de vida y la solución de las necesidades de la población.
• El aprovechamiento de las oportunidades que aparecen en la Sociedad del Conocimiento y la generación de nuevas oportunidades.
• La construcción de un Estado fuerte, conductor, promotor y protector.
• La reducción sustancial de los desequilibrios regionales y de la inequidad en la distribución del ingreso. (3)
El Plan Estratégico Bicentenario (4), elaborado por la SeCyT en base a diversas propuestas de prioridades para la investigación, provenientes de las Bases para un Plan Estratégico en Ciencia, Tecnología e Innovación, de Foros de Competitividad sectoriales y regionales realizados en distintas áreas ministeriales y de los acuerdos institucionales celebrados con diversas Secretarías de Estado, así como de otros sectores públicos y privados, seleccionó un conjunto de prioridades estratégicas. Algunas de ellas se enfocan hacia Áreas-Problema-Oportunidad, otras a Áreas Temáticas disciplinarias.
Áreas-Problema-Oportunidad:
a) Marginalidad, discriminación y derechos humanos.
b) Competitividad de la industria y modernización de sus métodos de producción.
c) Competitividad y diversificación sustentable de la producción agropecuaria.
d) Conocimiento y uso sustentable de los recursos naturales renovables y protección del medio ambiente.
e) Infraestructura y Servicios de Transporte.
f) Infraestructura energética. Uso racional de la energía.
g) Prevención y atención de la salud.
h) Políticas y gestión del Estado.
i) Política y Gestión Educativa.
Estas Áreas-Problema-Oportunidad corresponden a problemas del desarrollo productivo y social y a oportunidades emergentes en la producción de bienes y servicios, en los que la investigación científica y el desarrollo de tecnologías, fundamentalmente las llamadas emergentes, pueden aportar soluciones y/o nuevas perspectivas.
A su vez, las Áreas Temáticas prioritarias por disciplina son:
1. Biotecnología
2. Matemática Interdisciplinaria
3. Tecnología de la Información y las Comunicaciones
4. Educación
5. Trabajo, Empleo y Protección Social
6. Violencia Urbana y Seguridad Pública
7. Recursos Mineros
8. Tecnologías Biomédicas
9. Recursos del Mar y de la Zona Costera
10. Nanotecnología
11. Energía
12. Medio Ambiente y Remediación de la Contaminación Ambiental
13. Estado y Sociedad y Calidad de Vida
14. Agroindustrias y Agroalimentos
15. Microelectrónica
16. Materiales
17. Tecnología Espacial
18. Tecnología Nuclear
Autonomía científica o soberanía cognitiva
El concepto de pertinencia se encadena con el de autonomía científica o soberanía cognitiva, esto es con superar la dependencia cultural, científica y tecnológica, con perfilar modelos de producción de conocimiento propios acordes a nuestras necesidades de desarrollo. En función de esto, la universidad debe atender a las necesidades de las mayorías y dejar de buscar legitimación en la comunidad científica internacional. (5)
En palabras de Renato Dagnino: “Hay que dejar de creer ingenuamente en la versión tecnológica de la teoría del derrame que promete el desarrollo de tecnologías a cualquier costo con la esperanza de un derrame tecnológico para todos cuando ese derrame nunca llega: hoy los sin techo siguen construyendo sus casas como se hacía en la antigua Babilonia, o encaran sus cultivos con tecnologías extremadamente ineficientes y poco intensivas. Como en el hemisferio norte la población no ha crecido y no se encuentran con grandes problemas habitacionales no se ocupan de estas cuestiones, en cambio acá si es un grave problema y como reproducimos sin criticar las agendas científicas del norte seguimos dándole la espalda a las necesidades de la población.” (6)
Arturo Jauretche, en Los Profetas del Odio y la Yapa, también criticó el modelo de universidad dependiente: "Una Universidad Argentina de esta naturaleza, sólo será argentina por su radicación geográfica, y el lógico producto de esa Universidad serán los contadores que manejan las cifras y los asientos falsos de las empresas, los doctores en ciencias económicas que distribuyen las doctrinas de encargo que se importan, los filósofos e historiadores que adecuan el pensamiento y la versión de la historia conveniente a esos mismos intereses, los ingenieros que planifican y construyen sin vincular su obra con el destino nacional, los médicos que curan a los enfermos sin buscar las raíces económicas y sociales de los males, y los abogados y jueces que consolidan la estructura jurídica de la dependencia. El país necesita una Universidad profundamente politizada; que el estudiante sea parte activa de la sociedad y que incorpore a la técnica universalista la preocupación de las necesidades de la comunidad, el afán de resolverlas, y que, por consecuencia, no vea en la técnica el fin, sino el medio para la realización nacional." (7)
En la ponencia “Bases para una Política Nacional de Tecnología y Ciencia”, presentada en la Facultad de Ingeniería de la UBA, en diciembre de 1973, Varsavsky propuso: “En un país dependiente y con graves problemas sociales, esta ciencia funcional cuyos temas son motivados directa o indirectamente por problemas tecnológicos, es de lejos la más importante. Ni sus temas, ni sus métodos, ni la actitud social de sus trabajadores, coincidirán mucho con lo sancionado y aprobado por las grandes instituciones científicas del hemisferio norte que hasta ahora nos han servido de modelo. Señalamos como ejemplo, que una Universidad abierta al pueblo y organizada por grupos de investigación y trabajo más que por cátedras, puede encarar, con esos recursos humanos, problemas científicos de una amplitud nunca vista, sobre todo los que requieren la integración de grandes volúmenes de información interdisciplinaria o la multiplicación numerosa de experimentos sencillos. Es probable que estas diferencias de temas, métodos y actitudes vayan gradualmente conformando un ‘estilo científico’ que merezca llamarse Ciencia Nacional.” (8)
La extensión universitaria como elemento orientador
A partir de todo esto y a fin de cumplimentar el principio de pertinencia y comenzar a construir una verdadera autonomía científica o soberanía cognitiva, consideramos que el centro de gravedad o el esfuerzo principal de nuestra estrategia hacia la construcción del nuevo modelo universitario, debe ser la extensión, la más desvalorizada de sus funciones en los últimos años. Esto no implica relegar las otras dos funciones, docencia e investigación, sino comprender que el vínculo dialéctico que debe imperar entre las tres, debe en este momento ser reactivado a partir de la energía social y la conciencia nacional que permiten poner en marcha el nuevo proyecto de país. “De este modo, las funciones de la universidad y las necesidades sociales se retroalimentan en una relación dialéctica que permite miradas más significativas a la problemática social como objeto de investigación y la adecuación de las propuestas de formación a dichas demandas.” (9)
Renato Dagnino, en este sentido, propone el concepto de exvestigación, construir conocimiento “hacia afuera”, junto a los estudiantes y los movimientos sociales, un conocimiento orientado hacia los problemas. (10) Esto permitirá diseñar una política científica y tecnológica propia, que atienda a nuestras necesidades y que valorice las funciones de extensión como creadoras de conocimiento, contra aquellas concepciones de evaluación académica que sólo privilegian la contabilización de artículos en revistas internacionales.
Por todo esto, el nuevo modelo universitario no puede surgir sino de un intenso vínculo con el proceso de transformaciones abierto en nuestra patria. Porque, como escribió José Martí en Impresiones de América: “… al mundo nuevo corresponde la Universidad Nueva…”
Un concepto que nos resulta particularmente relevante a la hora de rediseñar el modelo universitario es el de pertinencia, que tiene que ver con la valoración de la intervención activa de la universidad en el proceso de reconstrucción de la sociedad en sus distintas dimensiones: económica, social, cultural y política. Se relaciona también con “… un estrecho acercamiento entre los que producen conocimiento y los que se apropian de él, es decir, la comunidad de pertenencia de la universidad.” (1)
La pertinencia no debe entenderse como la subordinación a los requerimientos de coyuntura que derivan de las demandas del “mercado”; por el contrario, debe comportar un componente de visión y de orientaciones de largo plazo en objetivos y necesidades societales.
Comprender que la educación superior debe legitimar su razón de ser y sus actividades en función de las necesidades, demandas y aspiraciones de las sociedades de las que forman parte, implica desarrollar una cultura en la cual se reconozca que es la sociedad la que determina las prioridades y necesidades, y no la academia de manera unilateral. (2)
En este sentido, entendemos que los objetivos del sistema universitario deben articularse con los grandes lineamientos nacionales, los cuales podemos resumir, en una primera aproximación, de la siguiente manera:
• El desarrollo socioeconómico sustentable del país.
• La expansión de un sector productivo competitivo internacionalmente.
• El mejoramiento de la calidad de vida y la solución de las necesidades de la población.
• El aprovechamiento de las oportunidades que aparecen en la Sociedad del Conocimiento y la generación de nuevas oportunidades.
• La construcción de un Estado fuerte, conductor, promotor y protector.
• La reducción sustancial de los desequilibrios regionales y de la inequidad en la distribución del ingreso. (3)
El Plan Estratégico Bicentenario (4), elaborado por la SeCyT en base a diversas propuestas de prioridades para la investigación, provenientes de las Bases para un Plan Estratégico en Ciencia, Tecnología e Innovación, de Foros de Competitividad sectoriales y regionales realizados en distintas áreas ministeriales y de los acuerdos institucionales celebrados con diversas Secretarías de Estado, así como de otros sectores públicos y privados, seleccionó un conjunto de prioridades estratégicas. Algunas de ellas se enfocan hacia Áreas-Problema-Oportunidad, otras a Áreas Temáticas disciplinarias.
Áreas-Problema-Oportunidad:
a) Marginalidad, discriminación y derechos humanos.
b) Competitividad de la industria y modernización de sus métodos de producción.
c) Competitividad y diversificación sustentable de la producción agropecuaria.
d) Conocimiento y uso sustentable de los recursos naturales renovables y protección del medio ambiente.
e) Infraestructura y Servicios de Transporte.
f) Infraestructura energética. Uso racional de la energía.
g) Prevención y atención de la salud.
h) Políticas y gestión del Estado.
i) Política y Gestión Educativa.
Estas Áreas-Problema-Oportunidad corresponden a problemas del desarrollo productivo y social y a oportunidades emergentes en la producción de bienes y servicios, en los que la investigación científica y el desarrollo de tecnologías, fundamentalmente las llamadas emergentes, pueden aportar soluciones y/o nuevas perspectivas.
A su vez, las Áreas Temáticas prioritarias por disciplina son:
1. Biotecnología
2. Matemática Interdisciplinaria
3. Tecnología de la Información y las Comunicaciones
4. Educación
5. Trabajo, Empleo y Protección Social
6. Violencia Urbana y Seguridad Pública
7. Recursos Mineros
8. Tecnologías Biomédicas
9. Recursos del Mar y de la Zona Costera
10. Nanotecnología
11. Energía
12. Medio Ambiente y Remediación de la Contaminación Ambiental
13. Estado y Sociedad y Calidad de Vida
14. Agroindustrias y Agroalimentos
15. Microelectrónica
16. Materiales
17. Tecnología Espacial
18. Tecnología Nuclear
Autonomía científica o soberanía cognitiva
El concepto de pertinencia se encadena con el de autonomía científica o soberanía cognitiva, esto es con superar la dependencia cultural, científica y tecnológica, con perfilar modelos de producción de conocimiento propios acordes a nuestras necesidades de desarrollo. En función de esto, la universidad debe atender a las necesidades de las mayorías y dejar de buscar legitimación en la comunidad científica internacional. (5)
En palabras de Renato Dagnino: “Hay que dejar de creer ingenuamente en la versión tecnológica de la teoría del derrame que promete el desarrollo de tecnologías a cualquier costo con la esperanza de un derrame tecnológico para todos cuando ese derrame nunca llega: hoy los sin techo siguen construyendo sus casas como se hacía en la antigua Babilonia, o encaran sus cultivos con tecnologías extremadamente ineficientes y poco intensivas. Como en el hemisferio norte la población no ha crecido y no se encuentran con grandes problemas habitacionales no se ocupan de estas cuestiones, en cambio acá si es un grave problema y como reproducimos sin criticar las agendas científicas del norte seguimos dándole la espalda a las necesidades de la población.” (6)
Arturo Jauretche, en Los Profetas del Odio y la Yapa, también criticó el modelo de universidad dependiente: "Una Universidad Argentina de esta naturaleza, sólo será argentina por su radicación geográfica, y el lógico producto de esa Universidad serán los contadores que manejan las cifras y los asientos falsos de las empresas, los doctores en ciencias económicas que distribuyen las doctrinas de encargo que se importan, los filósofos e historiadores que adecuan el pensamiento y la versión de la historia conveniente a esos mismos intereses, los ingenieros que planifican y construyen sin vincular su obra con el destino nacional, los médicos que curan a los enfermos sin buscar las raíces económicas y sociales de los males, y los abogados y jueces que consolidan la estructura jurídica de la dependencia. El país necesita una Universidad profundamente politizada; que el estudiante sea parte activa de la sociedad y que incorpore a la técnica universalista la preocupación de las necesidades de la comunidad, el afán de resolverlas, y que, por consecuencia, no vea en la técnica el fin, sino el medio para la realización nacional." (7)
En la ponencia “Bases para una Política Nacional de Tecnología y Ciencia”, presentada en la Facultad de Ingeniería de la UBA, en diciembre de 1973, Varsavsky propuso: “En un país dependiente y con graves problemas sociales, esta ciencia funcional cuyos temas son motivados directa o indirectamente por problemas tecnológicos, es de lejos la más importante. Ni sus temas, ni sus métodos, ni la actitud social de sus trabajadores, coincidirán mucho con lo sancionado y aprobado por las grandes instituciones científicas del hemisferio norte que hasta ahora nos han servido de modelo. Señalamos como ejemplo, que una Universidad abierta al pueblo y organizada por grupos de investigación y trabajo más que por cátedras, puede encarar, con esos recursos humanos, problemas científicos de una amplitud nunca vista, sobre todo los que requieren la integración de grandes volúmenes de información interdisciplinaria o la multiplicación numerosa de experimentos sencillos. Es probable que estas diferencias de temas, métodos y actitudes vayan gradualmente conformando un ‘estilo científico’ que merezca llamarse Ciencia Nacional.” (8)
La extensión universitaria como elemento orientador
A partir de todo esto y a fin de cumplimentar el principio de pertinencia y comenzar a construir una verdadera autonomía científica o soberanía cognitiva, consideramos que el centro de gravedad o el esfuerzo principal de nuestra estrategia hacia la construcción del nuevo modelo universitario, debe ser la extensión, la más desvalorizada de sus funciones en los últimos años. Esto no implica relegar las otras dos funciones, docencia e investigación, sino comprender que el vínculo dialéctico que debe imperar entre las tres, debe en este momento ser reactivado a partir de la energía social y la conciencia nacional que permiten poner en marcha el nuevo proyecto de país. “De este modo, las funciones de la universidad y las necesidades sociales se retroalimentan en una relación dialéctica que permite miradas más significativas a la problemática social como objeto de investigación y la adecuación de las propuestas de formación a dichas demandas.” (9)
Renato Dagnino, en este sentido, propone el concepto de exvestigación, construir conocimiento “hacia afuera”, junto a los estudiantes y los movimientos sociales, un conocimiento orientado hacia los problemas. (10) Esto permitirá diseñar una política científica y tecnológica propia, que atienda a nuestras necesidades y que valorice las funciones de extensión como creadoras de conocimiento, contra aquellas concepciones de evaluación académica que sólo privilegian la contabilización de artículos en revistas internacionales.
Por todo esto, el nuevo modelo universitario no puede surgir sino de un intenso vínculo con el proceso de transformaciones abierto en nuestra patria. Porque, como escribió José Martí en Impresiones de América: “… al mundo nuevo corresponde la Universidad Nueva…”
Notas:
(1) Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Secretaría de Políticas Universitarias, Desatando nudos entre las instituciones de Educación Superior y la Sociedad, Gestión J. C. Pugliese, p. 115.
(2) Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Secretaría de Políticas Universitarias, Desatando nudos entre las instituciones de Educación Superior y la Sociedad, Gestión J. C. Pugliese, p. 86.
(3) Proyecto de Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Año 2004, SeCyT.
(4) Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación “Bicentenario” (2006-2010), SeCyT.
(5) Entrevista a Renato Dagnino, especialista en política científica, La Universidad es disfuncional a la sociedad y al país, por Carlos Borches, martes 3 de diciembre de 2002, en http://www.fcen.uba.ar/prensa/noticias/2002/opinion_03dic_2002.html
(6) Idem.
(7) A. Jauretche, Los Profetas del Odio y la Yapa. La colonización pedagógica. A. Peña Lillo Editor. Capital Federal, Octubre 1992, p. 196-197.
(8) O. Varsavsky, “Bases para una Política Nacional de Tecnología y Ciencia”, ponencia leída en la Facultad de Ingeniería de la UBA, diciembre de 1973, en Lezama, Número 8, noviembre de 2004.
(9) A. S. Saravia y M. T. Álvarez, “La UNSa entre el nivel académico y el aislamiento social. Las funciones de investigación y extensión en las universidades”, en Desatando nudos entre las instituciones de Educación Superior y la Sociedad, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Secretaría de Políticas Universitarias, Gestión J. C. Pugliese, p. 279-280.
(10) R. Dagnino, Construindo uma Universidade sustentável, social e economicamente includente, Dep. de Política C&T Unicamp, powerpoint en www.cori.unicamp.br/IAU/arquivos/dagnino.ppt
(7) A. Jauretche, Los Profetas del Odio y la Yapa. La colonización pedagógica. A. Peña Lillo Editor. Capital Federal, Octubre 1992, p. 196-197.
(8) O. Varsavsky, “Bases para una Política Nacional de Tecnología y Ciencia”, ponencia leída en la Facultad de Ingeniería de la UBA, diciembre de 1973, en Lezama, Número 8, noviembre de 2004.
(9) A. S. Saravia y M. T. Álvarez, “La UNSa entre el nivel académico y el aislamiento social. Las funciones de investigación y extensión en las universidades”, en Desatando nudos entre las instituciones de Educación Superior y la Sociedad, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Secretaría de Políticas Universitarias, Gestión J. C. Pugliese, p. 279-280.
(10) R. Dagnino, Construindo uma Universidade sustentável, social e economicamente includente, Dep. de Política C&T Unicamp, powerpoint en www.cori.unicamp.br/IAU/arquivos/dagnino.ppt
* Este texto forma parte del trabajo “EL SERVICIO SOCIAL UNIVERSITARIO COMO VECTOR DE TRANSFORMACIONES”, de Carlos Sozzani, diciembre de 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario