jueves, 26 de julio de 2007

Recuperando las Cátedras Nacionales (Entrevista a Jorge Carpio) *

¿Qué fueron las Cátedras Nacionales para vos? ¿en qué contexto surgieron?

Bueno, creo que las Cátedras Nacionales son un epifenómeno de un proceso social que se venía dando en el país a lo largo de la década del 60 y que se precipita con el golpe de Onganía y la intervención a la Universidad. En este aspecto las Cátedras son parte del proceso que se expresa con el surgimiento de la CGT de los Argentinos, de los curas del Tercer Mundo, de los tenientes rebeldes, del programa de Huerta Grande del peronismo y de todos los emergentes de la dinámica social de ese período de la historia del país que encuentran su mayor expresión en el cordobazo, el rosariazo y la movilización social de los setenta. En el caso particular de la Cátedras se puede decir que constituyen también una respuesta a la intervención a la Universidad. Hasta entonces la Universidad era un espacio privilegiado de las capas medias, las mismas capas medias que aplaudieron el golpe del 55 y facilitaron los cuadros políticos para la legitimación democrática de los gobiernos civiles que, con la proscripción de peronismo, sucedieron a los golpistas del 55. Cuando en el 66 los golpistas intervienen la Universidad, de alguna manera las capas medias, o tal ves mejor el movimiento estudiantil, es violentamente colocado en la misma situación de intervención o proscripción de las organizaciones de movimiento popular, llámese CGT o cualquier otra expresión del peronismo. De alguna manera ese estudiantado dejaba de formar parte de un régimen que se declaraba democrático con la proscripción legal de más del 50% de la población. La intervención a la Universidad demostró que el movimiento estudiantil no estaba al margen del país, y descarnadamente hizo entender a las capas medias que la dinámica universitaria estaba absolutamente sumergida en la dinámica del país. De ahí en más los temas universitarios no podían seguir siendo sólo universitarios y pasaron a ser temas nacionales. Esta experiencia hizo que un grupo de gente comenzáramos a pensar la práctica universitaria desde la Nación, desde el país y más precisamente desde el pueblo proscripto, desde el peronismo.

En ese momento dijimos que las Cátedras fueron una manifestación de los procesos de nacionalización de las capas medias que comienzan a gestarse con las crisis de las distintas salidas democráticas -entre comillas- que se sucedieron después del 55 y que en el 66 encuentran su expresión más clara en la inviabilidad de cualquier proyecto que no contenga al peronismo.

¿Cuál te parece que podría ser el aporte fundamental que se pueda recuperar de lo que fueron la Cátedras?

De una u otra forma, creo que el aporte de las Cátedras fue el intento de pensar o plantearse la reflexión sobre el país a partir de reconocer el carácter político del pensamiento de lo social y, asumir como núcleo teórico-político, pensar el país desde las luchas emancipadoras de nuestro pueblo. Esta perspectiva nos llevó a recuperar el pensamiento y los aportes de distintos ensayistas y pensadores nacionales, como fue el caso del grupo FORJA, que incorporaron a la reflexión académica una perspectiva distinta para entender el país tomando partido desde el vamos con las luchas populares por la emancipación.

En la actual coyuntura, cuando después de casi tantos años de pensamiento neoliberal en la Universidad, a todos nos queda claro que estudiar en la Universidad ha dejado de ser una salida para las capas medias que con el título universitario esperaban lograr un instrumento de movilización social o un pasaporte al éxito individual. En este marco creo que hoy más que nunca hay condiciones para que el movimiento estudiantil pueda entender que su posibilidad de realizarse personalmente esta atada a su posibilidad de comprometerse con las luchas de nuestro pueblo.

Volviendo a las Cátedras Nacionales, ¿podrías contarnos un poco más acerca de cuáles fueron los ejes de discusión que se planteaban?

Y bueno, un primer aspecto era, como decíamos, pensar la Universidad desde el país. Y esto nos llevó a recuperar a algunos autores que se habían planteado ese tema, se habían planteado la reflexión sobre el país, como era el grupo de FORJA; entendíamos que había una lectura diferente que uno podía hacer. Y como la Universidad es el mundo de la ideas, lo que discutimos fueron las ideas, y cuando hablo de ideas hablo de las formas de pensar los procesos del mundo.

Nos encontramos que había interpretaciones del mundo que en ese momento en alguna medida legitimaban el divorcio entre los estudiantes, la Universidad y el país. En esto coincidían desde los grupos marxistas que operaban en la Universidad hasta el pensamiento de la derecha liberal. Ambos aparecían como distintas formas de estar divorciado del país.

Entonces, cuando comenzamos a plantear la temática de la Nación o del peronismo, no encontrábamos respuesta ni en el liberalismo ni en el marxismo. Y comenzamos a buscar en algún otro lugar y encontramos que había una tradición del pensamiento nacional que había querido pensar al mundo, pensar al país desde el país y desde el país hacia el mundo. Tipos como Hernández Arregui, como Jauretche, como Cooke, que habían hecho ese esfuerzo. Así que, fueron un poco eso, las Cátedras Nacionales, fueron el intento de pensar distinto, desde un espacio y un tiempo argentino o latinoamericano. Éste creo que fue un aspecto central de las Cátedras.

En este sentido recuerdo una cosa muy interesante que dice Jauretche, que el planisferio nos coloca a nosotros de cabeza y a los países del norte los pone de pie. Por eso recomendaba ver o pensar el mundo distinto, ver cómo se mira el mundo cuando nosotros estamos arriba. Creo que esto nos provocó la audacia de intentar pensarnos y pensar el mundo desde aquí; y nos permitió recuperar autores que intentaron la audacia de una mirada nacional abarcativa, universal. Bueno, esto tenía que ver con el momento que se vivía en el mundo; los movimientos del Tercer Mundo, las luchas populares contra el colonialismo, etc. Fanon era un tipo clave para nosotros en ese momento, que cuestionaba las tesis tradicionales de la evolución europea, de la sociedad europea. Nosotros decíamos que la evolución de las sociedades no tenía que responder necesariamente a la matriz europea, sino que había un propio camino, que era el que señalaban los países del Tercer Mundo.

Así que bueno, era eso, el debate, las formas de ver al mundo…


(*) Publicada en Revista del Seminario “Universidad, Proyecto Nacional y Estado”, Número 1, Septiembre/ Octubre 2004.

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