La Revolución Bolivariana exige que el proceso educativo, en todas sus etapas, forme un individuo vinculado a los procesos de cambio social, que participe en los contextos comunitarios y trabaje para el logro del bienestar colectivo y no sólo para su provecho personal. Por lo que se refiere a la educación superior, lo anterior implica crear una propuesta innovativa, que no sólo resuelva el problema de inclusión sino que revolucione las modalidades tradicionales de estudios universitarios.
Para enfrentar exitosamente el inmenso reto que tenemos por delante, que consiste en acceder a la sociedad del conocimiento y enfrentarnos a los efectos negativos de la globalización, defendiendo nuestras especificidades culturales, nuestras idiosincrasias y nuestro acervo histórico, es necesario ante todo que establezcamos una educación emancipadora. Esta educación libertadora y revolucionaria debe ser esencialmente popular y solidaria, propiciar la formación de una mentalidad que permita construir una cultura política que aliente la participación y el protagonismo popular, valorice los espacios públicos y acabe con el clientelismo, la corrupción, la apatía y la sumisión.
La nueva universidad debe romper con la visión de la institución enclaustrada dentro de las cuatro paredes de un aula y permitir que las personas no se desvinculen de sus comunidades, de su cultura, reforzando su sentido de pertenencia e identidad. Debe ir a las comunidades, construyendo con la gente conocimientos, hasta los más apartados lugares de la geografía nacional.
Esta institución revolucionaria debe formar profesionales críticos, conocedores de sus deberes y derechos, de ideales democráticos, con sentido ético, sensibilidad humana, con visión colectiva y solidaria, capaces no sólo de asimilar tecnologías, sino de crearlas y de asumir posiciones transformadoras en todos los aspectos, que rescaten nuestra identidad nacional con un patriotismo real, inscrito dentro de una concepción geopolítica de integración de los países latinoamericanos y caribeños, para enfrentar desde una posición de unidad el proyecto globalizador colonialista.
En esta universidad revolucionaria la calidad de la educación no debe ser medida con parámetros abstractos ni tecnicistas, sino ligada a la calidad de vida de la población, en cuanto elemento fundamental para el logro del desarrollo endógeno que implica superar la pobreza y profundizar la democracia, permitiendo la participación y el protagonismo de todos los ciudadanos. Todos los conocimientos construidos deben tener como meta esta visión de calidad.
Lo anterior se concreta en:
- La universidad revolucionaria debe ser una Universidad de Estado, en el sentido que debe ser el Estado el que determine las necesidades en cuanto a preparación, investigación y extensión, según las exigencias locales, regionales y nacionales.
- La dirección de la institución debe estar en mano de organismos plurales de cogobierno, compuestos por profesores, estudiantes, empleados, obreros y miembros de la comunidad.
- El sistema de aprendizaje debe ser abierto, flexible e integral, basado en la metodología acción-reflexión-acción, la cual faculta la transformación del contexto social y del proceso personal, al mismo tiempo que estimula el ejercicio del poder local.
- La misión de esta nueva universidad debe orientarse hacia la generación de conocimientos desde los contextos de actuación y convivencia de los protagonistas, a través de innovaciones educativas fundamentadas en los conceptos de autogestión, educación permanente y educación comunitaria.
- Es imprescindible enseñar a aprender ofreciendo herramientas de aprendizaje que permitan que el participante sea capaz de buscar información, comprenderla y transformarla en saber propio, creando un ambiente que estimule la discusión y el debate, la creatividad, el trabajo, la convivencia y la búsqueda de un saber cada vez más autónomo y personal.
- Los participantes deberán realizar durante toda su formación pasantías sociales en las comunidades, no como un requisito más de sus estudios sino como un método para superar el individualismo y adquirir una ética de lo colectivo.
- Todos los participantes deberán realizar un ciclo común vinculado a la historia patria, el pensamiento de Bolívar y la cultura nacional.
- Esta metodología demanda una relación docente alumno que rompa con el esquema estrictamente técnico-cognitivo y autoritario, por lo tanto, necesita un cuerpo de formadores progresistas, con alto sentido ético y sensibilidad social. Lo que se ahorre en infraestuctura debe dedicarse a la contratación de “calidad humana”.
- Todo profesional egresado de esta institución deberá cumplir un período de trabajo social donde lo destine el Estado, según las necesidades nacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario